jueves, 25 de febrero de 2010

Pesadillas entre cacerolas

Un sueño recurrente que tenía mientras trabajaba era el de que estaban todos sentados en la mesa esperando para comer y yo todavía estaba durmiendo.
Ahora cada vez que me preguntan qué hay para comer en mi casa me sonrío con la tranquilidad que da la confianza hogareña y digo: no sé, ahora veo.
Y me voy tranquilamente caminando hacia la cocina.

Self Made Chef

Cuando tenía que explicar dónde había estudiado cocina me inventaba nombres y decía que en Argentina, total nadie los conocería, al final tiraba la frase matadora "Sí, del Cordon Bleu" y con eso se quedaban tranquilos de que no los iba a envenenar, y menos en alta mar donde no hay servicio de urgencias abierto las 24hs.
Lo cierto es que me fui haciendo, cuando decidí transformar mi afición a comer bien en una profesión me dediqué a buscar libros que me ayudasen. Eso es algo que bien me enseñó mi papá: saber buscar.
Como tampoco estaba forrada me decanté por dos: El práctico de Cocina de Ramón Rabaso y Técnicas Culinarias del Cordon Bleu. Me los tragué, siempre fui bastante olfachona y ésta no iba a ser la excepción.
Después de tantos años estoy convencida de que alguien desde arriba me guió, con lo que sabía en ese momento no entiendo cómo le acerté tanto en la decisión.
Pero así y todo me salieron cada burrada. La peor hasta ahora fue cuando me pidieron que cocinara algo muy especial para agasajar a una señora que iba al barco donde trabajaba. Iba a ser una cena muy íntima: el dueño del barco, su hijo adolescente y la señora en cuestión. No sé por qué se me ocurrió hacer matambre...Lo sirvo y desde lejos escucho al hijo decir: Um, parece chicle! Me encerré en la cocina y no sabía qué hacer, ni me acuerdo cómo termino pero lo que sí me acuerdo es que me dijeron de todo pero después vino la señora (francesa ella) a la cocina y me dijo que a ella le había gustado y que habían sido muy duros conmigo.
Creo que fue solo un poco de fraternidad de género pero se agradeció y mucho!

Una última

El mundo es redondo

domingo, 7 de febrero de 2010

El Capitán A

Viejo del mar, capitán de los bares...amigo y primer jefe. Nos dió trabajo a toda una pandilla de argentinos que boyabamos en busca de trabajo por esos pantalanes de Palma de Mallorca. Así de generoso, así de borracho, así de loco.
Comí con él las mejores Strogonoff y me enseñó a hacer la mejor tortilla de patatas.
El barco era una motora recién restaurada de una pareja de franceses sobrevivientes de la guerra. No me daban un mango para comprar, eran re pijoteros, pero eso sí, me llevaban al supermercado en Rolls Royce! Tenía que inventarme las mil maravillas con un presupuesto super ajustado, nunca entenderé a los millonarios! Parece ser que lo habían pasado tan mal en la guerra que ciertas comidas le daban asco. Por sobre todas las cosas espinacas. Parece que los franceses sobrevivieron a lo Popeye.
Dentro del paquete del trabajo incluía hacerle la gamba al Capitán A para preparar la casa de fin de semana a los dueños y eso incluía de mi parte la minuciosa inspección y búsqueda de pelos largos negros en cualquier rincón de la casa, quiere decir, la legal era rubia y la amante morocha. Y heme allí, sacando pelos negros de todos lados! Y yo pensando: qué tiene que ver ésto con la cocina?
Como en el barco éramos solo dos tripulantes yo también hacía de marinera por lo que estaba en el medio de una preparación y tenía que salir corriendo a amarar el barco. La pasaba horrible ya que el capi estaba borracho el 100% de las veces. Con decir que un día estábamos fondeados en una cala y arrancó los motores y zarpó, con la escalera de popa todavía puesta!
O aquel día en el que explotó el sistema eléctrico del barco y se internó dentro de un rincón del barco a cambiar fusibles y demás pero con su lata de cerveza. Obvio que se le cayó la lata y empezaron a salir chispas de todos lados y gritos de "Joder, me cago en la ostia!". Los borrachos tienen a San Baco, corren con ventaja, a mí me pasa eso y muero torrada.
Mi buen amigo tocó fondo un día en el que estuvo arreglando algo en el suelo de mi camarote y se olvidó de recolocar la tapa del suelo y se fue. Yo cuando terminé mi trabajo por la noche, vuelvo a mi camarote y con las prisas ni enciendo la luz, entro, doy un paso adelante y de golpe siento glup, me tragó la tierra. Me fuí para abajo, no entendía nada, caí a la sentina en plena oscuriad, en un agujero donde no podía salir porque se me había quedado trabado el tobillo y dónde no entendía ni dónde estaba. Para los que nunca han estado en un barco es difícil de imaginar pero es como pensar que un día entras a tu habitación y te caes a un pozo.
El Capitán A ha seguido haciendo de las suyas. No son mis mejores recuerdos pero igual aprendí a quererlo. Un pasado oscuro, mis grandes sospechas de que era un mercenario y ex Triple A, tuvo que rajar del país y no dejó huella. En sus momentos de peor pedo me decía: "Hay que dinamitar el obelizco". Y yo miraba adentro de sus ojos y veía mucha oscuridad, por eso me compadecía y lo quería. No sé si sigue vivo, nunca me atreví a volver a llamar.

Fuente de inspiración

Mi amiga bloggera me ha tirado la posta para contar ciertas anégdotas.
He tenido muchas profesiones pero sin lugar a dudas la que más ha dado de sí ha sido la de chef de a bordo, eso quiere decir, la que cocina en un barco.
A mi concubino legítimo lo concocí siendo marino y allá fuí yo tras él. Las opciones para subirme a un barco eran: o arremangarme la camisa y limpiar y servir la mesa o cocinar. Yo, muy sofisticada ella, me pareció más glamouroso lo de los fogones. Empecé comprándome un libro básico, de técnicas culinarias del Cordon Bleu y me lo tragué y salí así al ruedo. Recuerdo entrevistas de trabajo donde me preguntaban si hacía mi propio pan y mi propia pasta. Allá por los 90 eso era el paradigma de la perfección. Yo, todo que sí. Y así empecé a trabajar. Capítulos por venir...

Dar y recibir

Hoy me llamó la mamá de una amiga de mi hija invitando a mis dos hijos mayores a jugar TODO el día a su casa...Solo me quedo con el peque...estoy tan tranquila que no sé qué hacer!!

sábado, 6 de febrero de 2010

No entiendo

Si tenés tres hijos que van del año y medio a los cinco y estás sola porque tu marido está a miles de km, es descente que te endosen un cuarto niño a cuidar porque los padres quieren ir a comer afuera y estar tranquilos???

viernes, 5 de febrero de 2010

Definición

Una muy amiga mía me definió como que soy muy "Tecla", al principio no entendí pero poco a poco me fui dando cuenta

jueves, 4 de febrero de 2010

Verdad verdadera

El primer signo de envejecimiento no son las arrugas sino fantasear con tumbarse un pendejo/a...

De aquí, de allá y de mi abuela también

No tengo ni idea de qué se tratará éste blog, de todo un poco, una de cal y una de arena o de tot un poc. De ahí el nombre.
Mi amiga blogera me convenció que tengo una vida muy interesante para contar, ja, y yo le creí y aquí estoy...